Si hay un navegador que ocupa un lugar privilegiado dentro del imaginario geek, ése es Lynx, el legendario «sólo texto» de Linux. Podría considerarse como la reducción al máximo del soporte Internet: datos en su máxima expresión. Lo que importa a las máquinas, en última instancia, es el contenido y sus enlaces.
Un desarrollador generoso ha tenido la idea de instalar en su sitio web un visor de Lynx en línea, que imprime el HTML de una determinada dirección en la ventana del navegador de preferencia, como si estuvieras usando éste.
La ventaja está no solamente en comprobar la usabilidad (por ejemplo, en asegurarse de que ciertos fragmentos manipulados por JavaScript, como barras de navegación u otros componentes, se pueden acceder de ordinario como elementos HTML) sino, también, en poder adoptar el punto de vista de un bot. Así, o muy parecido, es como Googlebot, por ejemplo, indexa un documento. De tal manera que el webmaster puede utilizarlo para optimizar el sitio desde parámetros SEO (search engine optimization).
Eso sí: debido al abuso, el desarrollador se vio obligado a incluir una simple validación, que le garantiza que quien utiliza el visor es el administrador del sitio a comprobar. Para esto, es necesario subir al servidor un fichero o una imagen con determinado filename, que puede bajarse directamente de esta web.
La versión espejada del navegador es 2.8.4rel.1 (2003). Funciona de maravillas, excepto por un pequeño detalle que hace que los enlaces se extiendan por los espacios vacíos cuando están en una barra de navegación, por ejemplo. Lynx no se maneja con resoluciones de píxeles, sino, a la manera de un cliente de correo electrónico, por número de espacios en una tipografía de sólo texto a 80 espacios.
Es posible utilizar un pequeño logo, para incluir en cualquier lado, que reza «inspeccionado en Lynx» y enlazarlo al URL de esta excelente herramienta.